Hoy, en este tiempo de cuaresma y de cambio, el Señor nos ha mandado que seamos luz para el mundo y para las naciones, a fin de que su mensaje de salvación sea llevado hasta los confines de la tierra-Hechos 13, 47. (Josefito-Sarepta)
Cristo nos dice en Juan 8, 12: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Si, en Jesús encontramos el modo de irradiar luz; ser sus discípulos nuestra imprescindible tarea, pues él se desvivió por los demás, les escuchó, les perdonó, les sanó, les anunció el Reino, les salvó. Y tú, con tu modo de ser y proceder, ¿puedes afirmar que eres luz para los demás? (Hna. María Jesús Melón-Shalom)
Yo soy luz para el mundo cuándo a través del Espíritu Santo de Dios su presencia viva resalta lo divino de lo humano. Poco a poco, en la medida que nos demos amor, bondad y comprensión. La plenitud será en la Resurrección. Esto es posible en la medida que Dios me llena poco a poco de su amor misericordioso, de su bondad y comprensión. (Gladys Moncayo-Shalom)
Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse, ni sé enciende una lámpara para colocarla debajo de un cajón, antes bien se la pone en lo alto para que alumbre a todos los que están en casa – Mateo 5, 14 . (Yaneth Zapata-Shalom)
Plasmo mi sello a través de la Luz del Espíritu Santo que deseo reflejar en mi familia y en mi entorno con el amor de Dios. Que seamos reflejo de todas las bendiciones que recibimos de Dios. (Nidia Angulo-Shalom)
Si Dios es Luz para nosotros, nosotros debemos ser luz para los demás, en el hogar, en el trabajo, en la calle. (Blanca Nieves Barrios-Shalom)
Pienso que de alguna manera todo ser humano deja huella en otras personas, ya sea buena o no tan buena. Pero yo que he sido y soy Fraterna llevo un Sello evangélico que es indeleble para muchas personas con quienes comparto y me relaciono, teniendo como característica mi sello personal de amor, servicio y misericordia, que dejo impreso en esos corazones y a quienes sirvo de ejemplo para sus vidas en todos los quehaceres y actividades cotidianas. Siento que aún me falta, pero seguiré en la búsqueda de talentos que sé que me da el Espíritu Santo, para continuar multiplicándolos como verdadera Fraterna Carmelitana. (Martha Rincón-Camino de Emaús)