En este VI encuentro de animadores vocacionales, formadores y jóvenes en formación 2019, se pretendió fortalecer los procesos de formación para animarnos y renovarnos en nuestro servicio, con temáticas idóneas para cualificarnos en nuestro ministerio pastoral. El lema fue: “Acogiendo la voluntad de Dios con María y como María”.
Los objetivos específicos fueron:
Propiciar espacios de formación, a partir de la Exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, del Papa Francisco.
Movilizar a formadores, animadores, sacerdotes, catequistas, laicos a que descubran la presencia de Jesucristo vivo en medio de una Iglesia joven.
Promover un compromiso decidido y coherente, en los participantes, desde nuestra propia experiencia de encuentro con Jesús y con la comunidad a ejemplo de María.
Los ponentes de estos encuentros fueron:
Monseñor Juan Álvaro Zapata quien nos hablo de la realidad actual de la vida consagrada en general y profundizando en el tema de María Modelo de acogida y discernimiento de la Voluntad del Padre, tomando en cuenta el capítulo 9 de la Exhortación. Donde nos hacia hincapié que el primer llamado es para nosotros, y después animar a los demás, acompañarnos a nosotros mismos y desde allí acompañar. Como lo hizo María al acompañar a su prima Santa Isabel, salir de las comodidades y acompañar muchas veces desde el silencio interior y Dios nos dará lo que necesitamos. Tomando en cuenta los aspectos de María en el acompañamiento: acogida generosa, búsqueda, romper esquemas, disponibilidad al plan de Dios, escucha atenta a la voluntad de Dios. El mensaje central es que seamos capaces de descubrir esa perla preciosa que hay en cada joven, que cada persona es única e irrepetible, arriesgarnos, jugarnos la vida por salir al encuentro de tantos jóvenes, crear vínculos, relaciones que puedan contagiar a otros.
La hna. María Dolores Morillas nos acompaño con el tema: Los jóvenes que llaman a nuestra puerta. Este momento se desarrolló grupos y dando respuesta a las preguntas: ¿Cómo acogemos a los jóvenes hoy?, ¿qué pensamos de los jóvenes hoy?. Fue un descubrir que los jóvenes son ese gran regalo que muchas veces nos da miedo abrir, pero que ellos son la semilla que Dios ha sembrado y son el fruto del mañana.
Otro de los momentos muy grato en este encuentro fue la participación del Hno. Camilo Alarcón hno. de La Salle, quien nos acompañó con el tema: “Caminos de juventud y Vocación”. Fue una rica experiencia ya que fue muy vivencial el momento. Nos acompañaron 20 jóvenes que nos hicieron participes de su experiencia como seguidores y animadores en su parroquia y en su tarea como misión y servicio apostólico, ya que se nos hacia hincapié que los jóvenes son el momento de hoy, es el momento de Dios. Este momento se iluminó desde el capítulo 8 de la exhortación: la vocación. Cada uno de los jóvenes nos pudieron exponer este apartado con mucha sencillez y confianza, poniendo ejemplos desde su propia experiencia de vida.
Estos días fueron muy gratificantes e enriquecedores, ya que pudimos valorar y aprender mucho de este encuentro tan vivencial y poder transmitirlo a los jóvenes con los que nos encontramos en camino. Saber que lo importante es caminar juntos, hombro a hombro, escuchar y acoger desde sus necesidades. El Papa nos demuestra, una vez más, que le interesa el mundo juvenil. Nos pide les aportemos una educación de calidad, llegar a formar desde el corazón y no desde estructuras, porque hay estructuras que ya no pueden ser, ya dieron lo que tenían que dar, es necesario cambiar, renovar.
Nos queda un gran reto para con los jóvenes, conocerlos y descubrir que los desafíos de hoy son diferentes. Pero lo principal es que tengamos en cuenta qué lo esencial es la unidad y en lo accidental la libertad, pero en todo la caridad.
Agradecemos a Dios y a la Provincia por darnos la oportunidad de ser participes de este maravilloso encuentro de pastoral vocacional, en el que aprendimos mucho y nos enriquecimos de cada uno de los ponentes y especialmente de la experiencia viva de cada uno de los jóvenes con los que pudimos compartir esta experiencia.
Por Hermanas Dioselina Tabares Suaza y María Guadalupe Casa Ramos