Durante los días 11 al 15 de mayo del año en curso, junto con la hermana Luz Marina Osorio, Jesús nos regalo la oportunidad de vivir una Semana Vocacional en la Parroquia “Santo Niño” de Ragonvalia – Norte de Santander.

Desde cada uno de los momentos vividos fue posible favorecer una experiencia de encuentro, reflexión y oración, en los que se experimentó, de una u otra manera, la grandeza del amor de Dios en la vida de los niños, jóvenes y adultos, con quienes tuvimos la dicha de compartir diversos espacios, buscando transmitir el gusto por el sentido de la vida como vocación.

Como no hablar de sentido de vida desde la confianza depositada, la acogida dada por el Padre Víctor Hugo Cruz (Párroco), la delicada atención prestada por el Padre, por el Señor Orlando (Colaborador) y de parte de los directivos y profesores de los Colegios, que sin conocernos, nos abrieron las puertas para trabajar con niños y jóvenes y de todas las personas con las que tuvimos la riqueza de compartir experiencias de fe y vida, desde la temática :   LA VIDA COMO VOCACIÓN.

Durante la semana vivimos espacios muy significativos:

La celebración diaria de la Eucaristía, con la comunidad de Parroquial de Ragonvalia.

El compartir de los espacios de reflexión con jóvenes, niños (Acólitos y Grupo Juvenil. Jóvenes de confirmación y Catequistas. Estudiantes de los colegios Nuestra Señora de la Merced y Buenos Aires- Vereda el Sombrerito) y adultos, (integrantes de las comunidades eclesiales de base, cursillistas de cristiandad. coordinadores, mensajeros y el comité de semana santa).

El encuentro con la Comunidad de la Vereda la Honda, en donde vivimos una experiencia de misión en diciembre del 2021.

A través de la emisora del pueblo, oramos desde un ROSARIO MISIONERO y reflexionamos en torno al mensaje del Papa Francisco para la 59 jornada mundial de Oración por las Vocaciones “LLAMADOS A EDIFICAR LA FAMILIA HUMANA”.

El encuentro diario con la inmensidad de la creación, expresada en la belleza de los paisajes, el trinar de los pájaros, los arroyos, el silencio, los días soleados y fríos, etc.

Cada uno de estos espacios nos reafirmó que como Iglesia hemos comenzado un proceso sinodal, por lo tanto, estamos: llamados a caminar juntos cultivando las dimensiones de la escucha, de la participación y del compartir, ser todos protagonistas de la misión, ser custodios unos de otros, y de la creación, acoger y responder a la mirada de Dios y a edificar un mundo fraterno.

La experiencia de encuentro con los diferentes grupos nos habló de un Jesús presente en medio de la gente sencilla, capaces de escuchar y de ser receptivos a los diferentes llamados que él nos hace en nuestro diario caminar: matrimonio, vida consagrada, vida sacerdotal y vida laical comprometida. Redescubriendo en dichos llamados los caminos de realización personal.

Es de anotar la flexibilidad que se tuvo en los diferentes encuentros, teniendo presente las diferencias de los grupos de personas, haciendo uso de la creatividad y de la moción del Espíritu Santo en cada momento.

Nos ayudó mucho reflexionar a partir de las palabras del Papa Francisco: Que cada uno pueda descubrir la llamada de Dios en su vida. Quedando con el compromiso de seguimos cuestionando sobre el rumbo que lleva nuestra vida, de animarnos a caminar juntos con la confianza y esperanza puesta en Jesús, que sigue llevando el timón en la barca de nuestra vida y de nuestra Iglesia.

Tenemos la certeza que está linda experiencia de fe y vida, ha hecho eco en muchos corazones, la semilla se sembró y desde Jesús ira germinando.   Sólo nos queda seguir orando para que, el Señor, siga actuando en nuestras vidas y nos sintamos llamados a vivir en fidelidad a su llamada.

“NO PODEMOS HACER GRANDES COSAS, PERO SÍ COSAS PEQUEÑAS CON UN GRAN AMOR” “SOLO AMOR ES EL QUE DA VALOR A TODAS LAS COSAS”

Por Olga Regina Benítez